domingo, 29 de junio de 2008

Jason Pinto o el extraño caso de los niños marengo

¿Qué lo causó? Sospecho que fue una orden secreta, subliminalmente contenida en los rayos catódicos de la tele. El asunto es que, de la noche a la mañana, aparecieron por todas partes niños negros con nombres de gringos. Braian y Bryan, Dayana, Cameron, Kimberly y Kimberley, John y Jhon, Brandon, Brad, Angie, Priscilla, Arnold, y una cohorte de otros santos nórdicos han servido para cristianizar a cientos de nuestros compatriotas, en una renovación rampante del repertorio patronímico criollo.

La culpa no la tiene Jason, qué duda cabe. Fueron don Emeterio Pinto y doña Sandra Coliqueo los que bautizaron a su regalón como Jason Cristopher; así, el pequeño Jason recibió, al mismo tiempo que la burla de Pedro, Juan y Diego, la solidaridad cómplice del Michael, la Samantha y el Kevin. Entre risas y comentarios oprobiosos fue integrándose poco a poco “al grupo curso”; por último, se aplicó el lema nacional –“igual no más, poh”- y santo remedio. Cuando, con mucho esfuerzo y la ayuda de la Santísima Virgen entró a la universidad, las risitas y los comentarios sarcásticos empezaron de nuevo. Pero ahora Jason está curtido y simplemente no pesca.

Antes que clasista, la mía es una observación antropológica y estética. El hábito de ponerle nombre a los seres y a las cosas es, por antonomasia, un acto cultural. Cuando una cultura elige el nombre que han de tener sus miembros define su posición ante el universo. Dice: esto somos, por nuestros nombres nos conoceréis. Por otra parte, todo nombre posee un significado y una norma cultural lo acepta como válido ante los pares. Sin embargo: ¿quién sabe hoy qué significa el nombre que lleva? Abundan los estudios de heráldica más o menos creíbles que le otorgan blasón y prosapia a los más peregrinos nombres y apellidos. Por ello, más temprano que tarde, llegará el día en que Sean Marambio sepa de dónde viene el nombre que le ha dado fama entre las chicas del bloque.

Los nombres, en particular, siempre han sido el pretexto para que los padres ejerzan, por segunda vez, su prepotente acción sobre un ser indefenso: no contentos con traerlos a este circo demencial sin ningún tipo de autorización, le endosan el apelativo que lo acompañará, salvo necesaria y onerosa corrección, hasta la última función sobre el planeta. De tal suerte, los esotéricos y místicos bautizan a su prole como Estrella, Luna, Antar, Casandra. Los fans eternos les ponen Christinna, Luis Miguel, (un saludo a mi alumno Chayanne Peñaloza), Ricky, Cindy. Los cinéfilos, los nombres que indiqué más arriba. Un nombre de fantasía para el ser de fantasía que han traído a este mundo, un mundo lamentablemente cruel, ajeno a sensibles asociaciones paternales. Lo siento mucho, Curtis Guarategua, pero no tienes ninguna posibilidad de ser presidente de esta ni de ninguna otra república.

Dicen que una nueva estirpe de seres humanos está llegando al mundo, seres más sensibles e inteligentes, asertivos, creativos y espirituales. Son los llamados “niños índigo”. Estos niños tendrán que convivir, me temo, con estos otros niños: los niños marengo, mestizos de nombre, hijos de una época que le ha quitado el sentido a todo lo bello, lo profundo e importante. Espero vivir para alcanzar a ver qué resulta de tan descomunal encuentro.

4 comentarios:

las alas del arte dijo...

es verdad , me gustaria que ha sido de mi alumno ELVIS, o de rob marly (a quien conoci personalmente en la carcel.
cariños

val dijo...

La vida no es fácil y menos cuando tienes un nombre que la dificulta, el Padre en la canción de Johnny Cash, A Boy Named Sue, bautiza a su hijo con un nombre de niña, (http://www.azlyrics.com/lyrics/johnnycash/aboynamedsue.html), esperanzado el primero que éste con tan ridículo nombre tendrá, después de haber superado aquello, un arma para enfrentarse a la cruda violencia de la sociedad, a veces los padres son crueles e ignorantes, a veces nos ponen una dificultad que delata su inmadurez, pero nosotros somos otros, somos capaces de superarlo…tal vez algún día habremos entendido todo y como dice Butch en Pulp Fiction (personaje interpretado por Bruce Willis), “the names means a shit”…

KaTe dijo...

solo ellos saben que se siente, los niños marengos, circulan por ahi cientos de ellos, he visto varios, curiosamente el que más me ha llamado la atencion fue un Elvis en el colegio, no se como habrá lidiado con eso, ciertamente no coincidiendo con su estructura fisica, galaneaba particularmente conmigo, mientras yo me preguntaba como lidiaba con el nombre del rey del rock.
Yo debo ser semimarengo pues mi nombre de pila no es maria ni rosa, pero mi segundo y tercer nombre son otra cosa, siempre he tenido la teoria de que tengo las tres personalidades que llevo inscritas en mi C.I...

Anónimo dijo...

La suciedad inventa cosas para designar a las clase distinguirnos, que se yo, jack, asi es no mas y asi lo sera joe,pero bueno entre indigos, marengos, jackson y mister hide, siempre tendremos que ser tolerante..