martes, 6 de enero de 2009

De mi consideración

Feliz 2009 a todos. Víctima aún de uno de los cierres de semestres más horrorosos de los que tenga memoria, trataré de volver al ciberespacio, con lo que me queda de neuronas y de ánimo.

Y para empezar, quisiera hacer público el texto de un correo electrónico que envié al cónsul de Israel en Chile, señor Asher Hoffman, en el contexto de la campaña contra el genocidio que el gobierno de Israel comete, en estos momentos, contra el pueblo palestino. Amables lectores, les ruego, encarecidamente, que cada uno de ustedes -si así la decencia los motiva- redacte su propio correo para enviarlo a consul@santiago.mfa.gov.il Mi carta dice así:

Sr. Asher Hoffman
Cónsul y Jefe Administrativo
Consulado de Israel en Chile
PRESENTE

Estimado sr. Hoffman: A través de la presente cumplo con un deber ético y moral: manifestar ante usted -y por su intermedio, a las autoridades que representa- mi más profundo rechazo ante las acciones que el gobierno de Israel desarrolla, en estos momentos, en la franja de Gaza contra el pueblo palestino.

Nada justifica la prepotencia de vuestro gobierno, el que de espaldas a las convenciones más elementales no ya de la convivencia entre las naciones, sino ante los principios más fundamentales del sentido común y el ideal de humanidad en el que se sustenta toda sociedad civilizada, lleva a cabo una acción armada que, en mi concepto, supera al terrorismo que dicha acción busca neutralizar.

El antisemitismo es una lacra que debiera extinguirse del mundo civilizado; lamentablemente, por acciones como la de esta incursión armada, el gobierno israelí es el principal promotor de ese antisemitismo que ha tenido consecuencias tan funestas, no sólo para Israel, sino para el mundo entero.

Le deseo no sólo la paz para su país, sino sobre todo, para su corazón, por cuanto quiero -fervientemente quiero- suponer que el tremendo quizás que es hoy el verdugo de cientos de palestinos inocentes, lo inquietará tanto como a cualquier otro ciudadano del mundo libre que goce -o padezca- todavía de un mínimo de humanidad.

Respetuosa, pero firmemente,

Mandaliex.-